jueves, 11 de febrero de 2010

MUERE SALINGER

¿Sabíais que J.D. Salinger era un gran amante de las setas? ¿Y que su preferida era la de nombre científico BOLETUS? Pues así es amig@s. Para la mayoría era un extraño, excéntrico, huraño, tímido, y qué se yo, un montón de adjetivos más. La realidad es bien diferente. Quería dedicarse sólo a lo que le gustaba: escribir. Y si esto es así, debemos suponer lo incómodo que se sentiría vestido de etiqueta para acudir a presentaciones, conferencias, jurados, entrevistas, etcétera. Quienes le conocían, en cambio, dicen todo lo contrario. Era el ciudadano más normal de la comunidad de vecinos donde residía. Acudía a locales públicos sin que le molestara nadie. No era Jack Nicholson en su papel de maniático por las calles. Era feliz fuera de la fama. Y eso cuesta. Cuesta cuando debería ser lo contrario. No nos acostumbramos a respetar la voluntad del otro. Y si lo consigue asumimos la derrota tachándole de lo que sea con tal de no asumir nuestra impotencia de no ser capazes de marcharnos con las manos vacías. A mí también me gustaría poder hablar con él, ¿a quién no? Es difícil ver con ternura a un adulto que hace lo que un niño: escapar a su habitación huyendo del ruido de los mayores. El ruido de los mayores le hicieron aún más grande de lo que es.

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