martes, 6 de abril de 2010

TRATO PENAL A MENORES

¿Es mejor hacerlo público o mantenerlo en el anonimato? ¿Hay que intentar reeducarlo o encerrarlo toda la vida? ¿Practicar la justicia o aplicar venganza? ¿Un niño que mata debe ser expuesto para que todos lo vean? Estos días se debaten estas preguntas en Inglaterra. El motivo: la detención de Jon Venables, condenado hace 17 años por matar a James Bulguer. Tenían sólo 10 años cuando él y Robert Thomson se llevaron a James, de dos años, de un centro comercial cerca de Liverpool para torturarlo y mutilarlo hasta la muerte. Fueron juzgados como adultos. Se convirtieron en los asesinos más jóvenes de la historia de Inglaterra y fueron encerrados hasta la mayoría de edad. En 2001 la justicia les consideró rehabilitados y se les dió nueva identidad. Pero la hace dos semanas la justicia inglesa anunció que Jon Venables había sido detenido por violar las condiciones de su libertad, sin especificar los motivos. El ministro Jack Straw dijo que esa decisión se tomo porque sobre Jon reacían acusaciones extremadamente graves. Se reabrieron heridas que nunca cicatrizaron. La madre de Bulguer, Denise Ferguson, exigió que Straw explicara esas acusaciones, pero se negó. No sólo para seguir protegiendo el anonimato, sino para impedir que, si es identificado, sus abogados puedan alegar imposibilidad de juicio justo y quede en libertad. Todo sería diferente si la identidad de los niños no hubiera sido revelada. Se les podría juzgar sin la presión existente.
_____________________________________
LIBRO: "Venganza tardía", de Ernst Jünger: Aunque atraviesen un hermoso parque o bordeen un prístino lago, los caminos que conducen hasta los sucesivos colegios en los que estudia Wolfram se ven empañados por las negras sombras que sobre ellos proyecta la escuela, permanentemente motivo de angustias. Porque, al final del camino, le esperan los temidos profesores, prestos a regañar y poner en ridículo a ese alumno tímido, casi tartamudo, torpe y soñador, que se identifica hasta la obsesión con los héroes de las novelas de Karl May y en ocasiones se muestra agresivo sin motivo. Sin duda es un niño peculiar: lejos de sus padres, que lo dejan al cuidado de sus abuelos, Wolfram sufre extrañas ausencias, ensoñaciones, desdoblamientos y desmayos que duran minutos y de los que intenta curarle el doctor Edelstein. Sin embargo, mientras soporta al amargado profesor Hilpert, o conversa con el doctor Edelstein y su sobrino Siegfried, que sueña con ser oficial de la caballería prusiana, en su interior va incubándose algo poderoso, que pugna por definirse y expresarse. Y que tal vez, aunque tardíamente, acabe por salir a la superficie.

No hay comentarios:

Publicar un comentario